Tengo una columna en La Estrella De Panamá desde el 2012. El editor general de ese medio me dijo que le interesaban los temas en los que yo trabajaba, tecnología, innovación, creación de nuevos modelos de negocio, internet y “todas esas cosas”. Cuando le pregunté sobre cómo quería que fuese el talante del espacio, me dijo “ el mundo está cambiando muy rápido, creo que es importante darle a nuestros lectores algún tipo de referencia de por dónde irán las cosas”.

Desde esta charla ya han pasado 11 años y creo que aún sigue vigente.

En el fondo lo que el editor me quiso decir era “tratemos de aliviar la incertidumbre de nuestros lectores”. 

Aprender a gestionar la incertidumbre se ha convertido en una de esas “habilidades blandas” de las que tanto hablan, pero que no sabe uno dónde o cómo estudiarla.

La mejor forma de combatir la incertidumbre es el conocimiento, la investigación, la capacidad de revisar el pasado de forma sistemática y usarlo como pilar para entender el presente y avizorar el futuro. Aquí nos encontramos con un primer problema, nuestra sociedad no mide, no organiza y sistematiza sus aciertos y errores, somos muy malos generando datos.

Cualquiera que haya tratado de buscar una información clave en nuestro país, sabe que no es fácil de encontrar, cuando se encuentra es posible que esté desactualizada y si no lo está, no está en un formato que sea reutilizable.

Somos además malos analizando los datos para generar información de valor. Nos gusta tomar decisiones temerarias basadas en cómo amanecimos hoy, lo cual nos deja en muy mala posición a la hora de analizar lo que estamos haciendo y corregir el rumbo cuando hace falta.

Por último despreciamos el conocimiento. Cuando alguien trata de analizar un problema le gritamos “¡a la concreta!” y evitamos seguir dedicando tiempo al análisis.

En algún momento “planear” se volvió el opuesto de “hacer” , razón por la cual nuestros líderes políticos y empresariales, se declaran “personas de acción” para que no los tomen por “cerebritos” que se la pasan “analizando cosas”.

Esta forma de hacer las cosas nos tiene condenados a la improvisación, a la irrelevancia y a el actuar caótico e inconexo en el que andamos, y que nos tiene navegando en círculo pues remamos con un solo remo.

Sin datos no podemos crear planes reales, sin esos planes estaremos siempre en incertidumbre.

Debemos ser capaces de sacarnos de encima la maldición de “a la concreta”, elegir líderes que sepan planificar, analizar, pensar; impulsar empresas y emprendimientos que vayan más allá de vender cosas sin agregarles algo de valor, necesitamos empresarios que no tengan miedo a enfrentarse a grandes problemas sin tener que traerse una franquicia que piense por ellos.

Desde este pequeño espacio, me comprometo a seguir hablando de esta visión, creo que puede ayudar a quienes lo están intentando, para que sepan que no están solos.